El romance entre los regios y el
español parece no tener fin y su regreso al Auditorio Banamex no pudo tener
mejor recibimiento, que el querer incondicional de 7 mil personas
Miguel Ángel Arritola
Fotos: Cortesía OCESA /Auditorio
Banamex
Y es que más adorado por sus fans no
pudo estar el español, quien regresó a Monterrey después de dos años, para
presentar su nuevo show Sex and Love, basado en su más reciente producción
musical, del mismo nombre.
El Auditorio Banamex, a su capacidad
(7 mil asistentes), vibró, más que con la presencia del español, con la entrega
de su público que lo hizo sentir el hombre más feliz sobre la Tierra, y lo
demostró ofreciendo un espectáculo perfecto, lleno de matices y que, desde el
comienzo, se mantuvo por todo lo alto.
Enrique es perfeccionista y en su
show nada está fuera de lugar. Los músicos son de una calidad irreprochable y la
producción del concierto, de primera.
Una megapantalla LED, colocada al fondo
del escenario resultó impresionante y dejó maravillados a los asistentes que
perdonaron a Enrique que apareciera en escena 56 minutos después de lo pactado,
y lo hizo mostrando cuerpo, voz y cierto toque de sensualidad que supo emplear
a más no poder en "Tonight I´m loving you".
Está claro que es idolatrado, y sobra
decir que sabe cómo enardecer a sus fanáticas.
"I like how it feels"
provocó el frenesí total. Pero el artista también
sabe conducir a sus fans por los caminos del romanticismo y ahí estaba "No
me digas que no" que fue cantada por el público, una parte, y la otra, por
el cantante español.
Con su inseparable gorra, de jeans y
playera negra que revelan un cuerpo ya no tan trabajado en el gym, Iglesias
recetó "Bailamos", bajándose del escenario para besar a más de 10 del
público.
Las luces se apagaron y sólo el
triste sonido de una guitarra salía de la oscuridad. La gente exigía con silbidos
a su artista y cuando Enrique salió de la penumbra para darle vida a
"Cuando me enamoro", un alarido al unísono, hizo vibrar al Banamex.
El hijo de Julio Iglesias presumió a
sus músicos: December, Dana, Emet, Celia, Alex, Richard
y Brady. Y cómo no hacerlo si vistieron de nostalgia
a "El perdedor" la cual, dijo Enrique, salió de esos días malos en
una relación.
Quienes asistieron al Banamex vieron
a un Enrique más complaciente y entregado, más artista y eso se reflejó en
"Por amarte", de sus comienzos en
la música.
Los años pareciera que no han pasado
en Enrique, sigue igual de apasionado, de bromista, de "Loco" un tema
que supo manejar a la perfección en compañía de su corista.
“Me estoy poniendo viejo, ¡qué más!"
expresó mientras cantaba "Lloro por ti", con la cual invitó al
público a levantar los brazos.
Cuando se tienen unos músicos de este
nivel y un cantante que sabe a la perfección su oficio, no hay necesidad de más
para crear esa magia que Enrique provoca con tan sólo deslizarse por el
escenario con ese andar que levanta pasiones y más cuando bailó
"Be with
you".
“I´m a freak" , un track dance,
fue fiel pretexto para que todos se pusieran a bailar y Enrique a correr por
todo el escenario.
El concierto fue de más a más y eso él
lo sabía porque no hubo tregua entre canción y canción.
Con "Escape" desafió a los de seguridad
y se puso en manos de sus fans, quienes lo tocaron, besaron y él simplemente se
dejó querer.
Pocos artistas poseen ese don de
interactuar de manera desafiante con sus fans, y Enrique lo tiene, se le da, lo
disfruta y lo goza. Un lapso de dos minutos sirvió para que el cantante se
cambiara de playera por una blanca y salir más fresco a cantar
"Bailando".
Es generoso con su público, se acerca
hasta los que no tuvieron para pagar un boleto en primera fila... él llegó
hasta ellos y les cantó "Nunca te olvidaré", así de sencillo es.
Adrenalina pura con "I like
it", donde pidió celulares de sus fans para tomarse fotos él mismo.
Rendido ante su público por tantas
muestras de cariño, simuló besar el suelo para después salir del escenario a las
21:21 horas.
El público pidió más Sex and Love... y
Enrique se los dio, volvió a las 21:22 horas para cantar "¿Dónde estás
corazón?".
Se fue a las 21:38 horas con la
felicidad dibujada en el rostro y con esa "Experiencia religiosa" que
jamás olvidarán ni el público ni él.
A base de silbidos y gritos
desesperados, la gente lo obligó a volver al escenario, vistiendo la playera
roja de la Selección Mexicana de Fútbol, y lo hizo más sonriente que nunca para
regalar la última: "Héroe", sin duda alguna la mejor de la
noche.
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