El español fascina a 5 mil regiomontanos con un espectáculo elegante y seductor
Martín Fuentes y Miguel Ángel Arritola
Fotos: Cortesía OCESA/Auditorio Banamex
Tiene casi 70 años, pero Julio Iglesias sigue tan
internacional, tan galante, tan dueño del escenario y tan caballero que es
incapaz de olvidar una deuda como la que tenía con los regiomontanos quienes
hace cinco años quedaron decepcionados con su presentación.
Aquella vez “El cantante latino más exitoso de todos los
tiempos” estaba enfermo, apenas podía respirar y cortó su show de forma
abrupta, ante el enojo del público. Pero la noche del sábado, Julio se sacó la
espina y dejó satisfechos a 5 mil espectadores que llegaron al Auditorio
Banamex dispuestos a darle una segunda oportunidad y no fueron defraudados.
En casi dos horas, el artista de esbelta figura y piel
bronceada, recorrió una buena parte de su basta discografía y echó mano de
éxitos de otros famosos como Carlos Vives y Alejandro Sanz.
Una banda de seis músicos y cuatro coristas: dos
brasileñas, una panameña y una rusa (todas bellas y esculturales, como le
gustan a Julio) acompañan al papá de Enrique Iglesias en esta gira que comenzó
en Rusia en febrero y concluirá en Hong Kong el próximo diciembre.
También participan Hernán y Soledad, dos bailarines de
tango que derrochan pasión y sensualidad.
Aunque tiene tablas suficientes para salir airoso de casi
cualquier inconveniente se notaba que al principio del show Julio estaba
mortificado por la respuesta de la gente luego de su experiencia anterior y se
disculpó:
“Cuando me hablaron de Monterrey en esta gira tenía una vergüenza
terrible. Gracias por venir, mis primeras palabras tienen que ser del recuerdo
de aquella noche, el horrible concierto de hace tres o cuatro años.
“Estaba mal, no podía ni respirar, pero así salí. Vamos a
olvidar eso”, dijo a sus seguidores.
Así, el artista se ganó la primera ovación de la noche.
El set list de Julio arrancó con “Amor, amor, amor”, “La
gota fría”, “Nathalie” y “Un canto a Galicia” que compuso en honor a su padre,
mejor conocido como “el doctor Iglesias”.
Algunos se quejaron de que el audio no era óptimo. Por
momentos había saturación de sonidos y los instrumentos se escuchaban bajo,
igual que la voz del cantante, pero en cuanto surgieron las primeras notas de
“Me olvidé de vivir” la gente también estuvo dispuesta a olvidar ese detalle y
se entregó sin reservas.
Pero es que la presencia del madrileño es verdaderamente
seductora. Y aunque dice que esas historias sobre sus conquistas amorosas y
todas esas mujeres que presuntamente enamoró son eso, historias, lo cierto es que las damas en el Banamex simplemente se
derretían por él quien, fiel a su tradición vistió impecablemente y de negro.
“Mammy Blue”, “Manuela”, “De niña a mujer” y “Careless
whisper”, éxito de Wham! en 1985, mantuvieron en alto el ánimo de la audiencia.
Julio estuvo de lo más platicador y recordó cuando hace
45 años los mexicanos le apostaron a un flaquito, expresó refiriéndose a sí
mismo.
“Y no se equivocaron”, dijo.
Julio recordó una anécdota cuando prestó su avión a Luciano Pavarotti y cuando éste se lo devolvió, encontró una nota que decía: “Julio, nos vemos en el cielo”.
“Hace seis años él murió y desde entonces canto esta canción
en todos mis conciertos”, expresó refiriéndose a “Caruso”.
Aprovechó su gira por el País e incluyó un medley de
temas mexicanos como “La media vuelta”, “Se me olvidó otra vez” y “México lindo
y querido”.
La noche avanzaba y sin tregua, Julio disparó hit tras
hit: “La cumparsita”, “Crazy”, “La carretera”, “Corazón partío”, “Me va, me va”
y “La paloma”.
Sin embargo, uno de sus temas fuertes fue, sin duda, “Hey”, una de las
canciones en español más famosas de todos los tiempos a nivel mundial.
Muchos le pedían “Río rebelde”, pero el artista cantó “La
vida sigue igual” que, detalló, fue la canción que lo trajo a Monterrey cuando
apenas tenía 25 años y eran principios de los años 70.
Se vislumbraba el final del show cuando entregó “Por el
amor de una mujer” y
“A mi manera”, un clásico adaptado al español por el
propio Julio y Roberto Livi.
Se despidió, pero evidentemente ni él ni los asistentes
querían decirse adiós así que volvió a cantar “Me va, me va”, tema que
aprovechó para presentar a sus músicos, coristas y bailarines y reiterar que
México es uno de sus grandes romances… y él es bien correspondido.
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