La legendaria banda, nuevamente sin Alejandro Marcovich, demostró, con su espectáculo en la Arena Monterrey, que tiene vida de sobra
Martín Fuentes
Fotos:
La primera vez que Alejandro
Markovich dejó Caifanes, la banda tuvo que “bajar” del escenario y transformarse
en Jaguares… pero esta vez, aunque el músico argentino volvió a abandonar a la
agrupación, no sucederá lo mismo.
Y así quedó demostrado anoche cuando
el ahora cuarteto dejó en claro que aún tiene mucho por ofrecer al reunir a 15
mil fanáticos que durante más de dos horas participaron en el ritual de rock
que Saúl Hernández (vocales), Diego Herrera (teclados y saxofón), Alfonso André
(batería) y Sabo Romo (guitarra) practicaron en la Arena Monterrey.
Como si el tiempo no hubiera pasado y
fuera finales de los 80, cuando Caifanes debutó, los artistas no sólo llegaron
al escenario con un “look” similar: cabelleras largas y alborotadas, además, su
poder musical y energía llegó hasta el último rincón del lugar.
"Muchas gracias, raza… hace
muchos años Caifanes se bajó de los escenarios y esta vez Caifanes no se va a
bajar de los escenarios por ti, por ti y por ti", dijo Saúl haciendo referencia
a la partida de Marcovich y como, hace casi 20 años el grupo sufrió una transformación
radical.
Aunque la producción del espectáculo
resultó impresionante, gracias a un espléndido juego de luces, lo que realmente
impactó a los asistentes fue la precisión con la que los músicos ejecutaron sus
instrumentos la que dejó boquiabiertos a los fans que no dejaron de cantar en toda
la noche.
Bastó con que los primeros acordes de
“Viento” se escucharan para que la audiencia estallara en júbilo.
Siguieron “Mátenme porque me muero”,
su primer hit, “Cuéntame tu vida”, “Amanece” y “La vida no es eterna”.
Era tanto el entusiasmo de los
fanáticos que por momentos la voz de Saúl casi no se escuchaba, sin embargo, el
vocalista se notaba feliz y extasiado con la respuesta de la gente que estaba
pasando uno de los mejores momentos de su vida.
“Muchas gracias por estar aquí,
muchas gracias por hacer de esto una ilusión de 360 grados”, expresó Saúl.
Y el concierto siguió con “Miedo”, “Para
que no digas que no pienso en ti”, “Nubes”, en la que Caifanes se apoyó en el
talento del guitarrista Rodrigo Baills.
El espectáculo avanzaba y ni artistas
ni público daban muestras de cansancio, al contrario, con cada canción ambos
renovaban bríos como cuando se escucharon “Hasta morir” y “Antes de que nos
olviden”, que fue dedicada a una nueva generación de “Fans Caifanes”:
jovencitos que ni siquiera habían nacido cuando la banda obtuvo sus primeros
éxitos, pero que crecieron escuchando su música.
Pero una noche como esa no podía
estar exenta de detalles negativos como cuando por un problema técnico, el
sonido falló.
Al unísono decenas de espectadores
gritaron “¡No se oye… no se oye!” cuando Saúl cantaba “Piedra”, “Negro cósmico”
y “Detrás de ti”, a lo que el artista respondió: “Estamos a tus pies, tus
deseos son órdenes”.
Al poco tiempo el problema fue
resulto y el concierto continuó con “De noche todos los gatos son pardos”, “Perdí
mi ojo de venado” y “Los dioses ocultos” que, aparentemente, era la última del
set list.
Sin embargo, Caifanes no podía irse
así como así y tras un breve receso los rockeros volvieron con “Quisiera ser
alcohol” y “Será por eso”.
Para cerrar por todo lo alto, la
banda escogió: “No dejes que”, “Afuera”, “La célula que explota” y “La negra
Tomasa” con la que concluyó cerca de la medianoche una velada redonda, llena de
buen rock y la certeza de que hay Caifanes para rato.
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