Dos años tardó en regresar a la Ciudad, pero este miércoles por la noche el guatemalteco compensó a 11 mil 500 fans que hicieron vibrar la Arena Monterrey
Miguel Ángel Arritola
Para este "viaje" con Ricardo Arjona el equipaje era básico: un par de recuerdos, una caja de pañuelos
y el corazón expuesto para recibir esa descarga de romanticismo que el guatemalteco derrochó.
El tren que lo trajo llegó con
19 minutos de retraso, a las 21:19 horas, pero a las 11 mil 500 personas que lo
esperaban en "la estación" de la Arena Monterrey pareció no importarles.
Su entrada fue genial, sobre una bicicleta, con fedora
en color rojo, jeans y gabardina negra llegó cantando "A la luna en
bicicleta".
Sonrisa de triunfador y
percha de trotamundos, regaló la segunda de la noche, "El problema",
donde el público fue un coro excelente.
En el escenario, que simula una estación de tren, lo
acompañaron ocho músicos y una corista que envolvieron el canto de Arjona en
"Acompáñame a estar solo".
Hubo generosidad y mucha
calidad en su canto y eso se transmitió en "Dime que no", tema que
puso de pie a sus fans.
"Lo poco que queda de mí
es de ustedes", dijo el intérprete a manera de saludo para darle paso a
"Desnuda". Después cayó en la melancolía de "Viaje" donde
dijo que no había necesidad de visas ni de salir de casa para disfrutar de
esto, su canto.
En este Viaje hay tanto
romanticismo que el propio Arjona se estremeció de emoción cuando le puso voz a
"Invertebrado", tema que habla de esa ausencia de entendimiento en
una relación.
Sudó la gota gorda cuando
llegó el turno de "El amor", su rostro, con exceso de tristeza y su
voz, cargada de "feeling", hizo callar al público.
En el escenario, Arjona suele ser desenfadado,
lejos está de toda clase de etiqueta, pero así le funciona y así envuelve con
sus palabras al contar la historia de una pareja que ya duró cuatro años, o
bien, de una ya convencional a la que se le va la magia. A esas parejas les
cantó "Cavernícolas".
Habló poco, cantó mucho, y eso se le agradece,
más cuando abordó esas "Historias de taxi" donde para darle mayor
realce, salió como conductor de un vehículo que apareció en medio del
escenario.
Es evidente que Arjona abraza
con fervor su profesión y sabe el momento exacto de atacar directo al corazón, por
ello, se dio el gusto de interpretar "Señora de las cuatro décadas",
de la que dijo estuvo a punto de no incluir en esta gira por ilógica en tiempo
y espacio.
Provocó a sus fans hasta el
límite de la locura al invitar a una de ella a sentarse en sus piernas para
cantarle: "Señora, no quite años a su vida...".
Martha fue la afortunada fan
que tuvo la oportunidad de convivir con su ídolo unos instantes, pero que para
ella eran oro puro.
A las 22:30 horas, ya la ropa
le estorbaba, arrumbó su fedora y se despojó de su gabardina para mostrar ese
cuerpo bien trabajado en el gimnasio y así llegar al clímax con "Si el
norte fuera el sur".
La sensibilidad de Arjona se hizo presente en
"Te conozco" en donde calló para que su público la cantara, no él.
Pero la audiencia le dio su lugar y el artista
retomó la canción y le imprimió tal fuerza que la ovaciòn fue su premio al
final.
Hubo magia y mucha pasión en
"Sin daños a terceros", sin duda alguna la mejor de la noche. Después
vendrían "Lo poco que tengo", "Te quiero", “Apnea” y
"Fuiste tú", todas ellas cumpliendo con su cometido de recordar
viejos o nuevos amores.
Un set acústico se convirtió
en un momento de complacencias en las que la gente pedía los temas que más le
agradaban y Arjona, la les dio gusto de muy buena gana.
Se despidió para volver con “Minutos”
y dejó para el gran final “Mujeres”, uno de sus primeros grandes hits que
enloqueció a la audiencia.
A las 23:20 horas ahora sí el
artista concluyó su show, pero no se retiró hasta no presentar a cada uno de
sus músicos.