En sus dos noches de lleno en el Domo Care no cantó “Dr. Psiquiatra” ni fue la a-Trevi-da de antes
Miguel Ángel
Arritola
Fotos: Miguel
Ángel Arritola
Los rumores
corrían por los pasillos del Domo Care, sus fans se preguntaban una y
otra vez: “¿Por qué no cantó ‘Dr. Psiquiatra?, ¡se la bañó!’”.
Hubo
quienes se molestaron por el exceso de playback y otros tantos salieron
contentos, mas no maravillados de su show De Película, cuya última presentación
se realizó “sold out”.
La segunda actuación
de Gloria en el Domo Care no tuvo variente alguna respecto su primer show. Si
acaso un “cabrón” más, dicho por ella, o unas cuantas lágrimas menos, comparado
con su anterior show, la noche del jueves 14 de mayo.
Sí, volvió a
tener “sold out”, volvió a cantar ese repertorio que a manera
constante viene arrastrando desde casi un año, y el cual le roba frescura en su
canto y en su espontaneidad a la hora de entablar diálogo con sus fans.
Todos en sus
butacas apreciaron, desde su tibia entrega, hasta aquella en que por momentos,
la Trevi de los años 80 se posesionaba de la artista para enloquecer a ese
público por demás benevolente que le perdonó todo, hasta incluso no haberle
cantado su emblemática “Dr Psiquiatra”.
Salió puntual. A
las 23:00 horas, bajo una lluvia de aplausos que no duraron más allá de “Cinco
minutos”; en comparación con e día anterior en el mismo Domo Care, Gloria se
veía con actitud más alegre y hasta jovial.
Entregó temas
como “Cácaro”, “Mujer maravilla” con un aire pícaro que tan bien le va. Después
vendría la parte romántica con “Siempre a mí” en la que dijo era un tema para
que justo en ese momento le hablaran a su ser querido.
“Pero no
tiene que ser un amor de pareja, puede ser al amigo, al hermano, al que está a
un lado de ustedes”.
Transitó con
singular alegría de la risa al llanto, del llanto a la depresión y de la
depresión a la enjundia, todo ello amparada con aquellas canciones que han
marcado de manera definitiva su historia musical.
Tuvo excelentes
elementos para lucirse; sus fans, ese maravilloso “playback” que la ampara en canciones
rítmicas y ese puñado de canciones chantajistas que abraza con suma pasión para
lograr que sus fieles admiradores caigan redonditos en esa soledad que carga a
cuestas sobre todo en piezas como “Con los ojos cerrados” y “El recuento de los
daños”.
Su ajetreada
gira la ha llevado a un cansancio que no puede disimular, sus pasos de baile
son algo torpes, y a veces, se queda a la mitad de sus antes maravillosos
despliegues acrobáticos.
Pero es Gloria
Trevi y el público festejó que saliera como Caperucita Roja para cantar “Habla blah
blah” y que se retorciera de placer con “Vestida de azúcar”.
En un total
confort y franca desfachatez, Trevi ya no canta “El favor de la soledad” ni “No
querías lastimarme”, es el público el que toma las riendas de ambos temas y
ella sólo se limita a cantar los estribillos.
Gloria Trevi
podrá presumirá que llenó dos días el Domo Care, pero en el fondo sabe que
aquellas arrebatadas muestras de cariño a su arte musical, a sus loqueras y a
sus arrogantes palabras a la hora de abrir heridas de su pasado en Brasil, son
cada vez menos apasionantes.
Pero quizá
“Mañana” se dé cuenta de su cansancio y vuelva a ser aquella artista
fresca, rebelde, sin límites ni patrones a seguir y probablemente vuelva a ser
venerada e idolatrada de manera desquiciada, tanto que habría que ir con un “Dr.
Psiquiatra” para volver a la cordura a un público que salió complacido, mas
no satisfecho de sus shows.
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