Durante dos noches llenó el Domo Care de Gloria en las últimas dos presentaciones de su gira De Película
Miguel
Ángel Arritola
Foto:
Martin Fuentes
Terminó
en el piso, arrastrando su dolor, su felicidad, entrega, besando ese suelo
regio que tanto ama y el cual nunca olvida, y mirando fijamente hacia la nada,
bañada en lágrimas, esas que dejaron al descubierto su ya marchito cutis.
Gloria
Trevi agradeció a su público que nunca la haya dejado en aquellos tiempos de
oscuridad y de rejas que la privaron de su libertad. Durante dos noches,
viernes y sábado, ante un Domo Care a su máxima capacidad, la cantante recordó,
a través de su música, aquellos ayeres gratificantes que la han llevado a ser
un ícono de la música pop.
Dijo
que los “madrazos” de la vida la han vuelto más “cabrona” que antes, por eso,
en su show, la cantante se mostró desafiante, agresiva, sensual y de vez en
vez, cuando dejaba caer ese escudo que la protege de sus adversarios, como una
chica frágil y enamorada.
Ambos
conciertos comenzaron poco después de las 23:00 horas. Un cuerpo de bailarines
salieron al redondel para enredarse en un sinuoso número musical previo a
“Cinco minutos”; la entrada de La Trevi al escenario no causó gran expectación,
incluso, el público tardó un buen rato en entregarse a ella, pero a Gloria eso
le pareció importar poco, ya que tenía la fórmula justa para llevarlos a su
mundo, ese mundo que ella suele pintar de diferentes emociones, según la
situación.
Sí,
en una que otra canción se amparó del playback que discretamente disimulaba
echándose su abundante cabellera al rostro o bien.
Su
show De Película, el mismo que llevó hace poco a la Arena Monterrey, se adecuó
para ser presentado en el Domo Care teniendo algunas restricciones en su menú
musical, el cual fue duramente criticado por no incluir su clásico “Dr.
Psiquiatra”.
Pero Gloria
fue benevolente y regaló una delicada interpretación de “Siempre a mi” y una
salvaje entrega pasional en “El favor de la soledad”.
De
Película es un trabajo escénico para que todos se luzcan; sus bailarines
hombres caían en la tentación de “Vestida de azúcar” y ellas, sus bailarinas,
sensualmente se movían como gacelas en “Todos me miran”. Quienes fueron
testigos de la entrega sin igual de la Trevi en escena, pudieron apreciar,
cuando bañada en llanto, cantó “El recuento de los daños”, un llanto tan
conocido como conmovedor.
No
hubo preámbulo alguno para “No querías lastimarme”, de hecho, Gloria ni se
molestó en interpretarla, ya que dejó que sus fans hicieron su trabajo: cantar.
Hubo cambios de vestuarios sensacionales y un diálogo directo con su público.
“Yo
no era cabrona, pero así me hicieron y miren lo que han hecho de mí”, dijo al
momento en que los primeros acordes de “La papa sin catsup” esperaba por su
voz.
Fue
hechizante cuando recordó la época disco y se remontó a Nueva York, a la disco
del momento, al Studio 54 para cantar “Gloria”.
“Habla
blah blah” siguió con la fiesta para después soltarse el pelo y andar de butaca
en butaca con “Pelo suelto”.
No se
quería ir, la gente de tan apasionada entrega la hizo llorar una vez más y a
manera de un “hasta pronto” y con una sonrisa, se alejò del escenario, no sin
antes jurar que no era un adiós, “porque no creo en el adiós, yo creo en un ‘Mañana’…
”.
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