La banda británica de heavy metal descarga todo su poder sobre 4 mil enardecidos fanáticos en el Auditorio Banamex
Martín Fuentes
Fotos OCESA /AAuditorio Banamex
Los “dioses del heavy metal” bajaron por una noche a Monterrey, y así como le cantaron a zombies y vampiros, enloquecieron a 4 mil espectadores (cifra oficial), quienes descargaron toda su adrenalina en el Auditorio Banamex en el concierto de Judas Priest.
Fanáticos de todas las edades, rockeros contemporáneos de los artistas británicos, jovencitos, parejas y hasta familias completas, niños no mayores de 15 años incluidos, se dejaron seducir por el poder de la batería, las guitarras, y sobre todo, por la voz de Rob Halford.
La banda británica llegó con Redeemer of souls Tour, que antes se había presentado en Guadalajara y Distrito Federal, y desde horas antes del concierto, cientos de metaleros con largas cabelleras, camisetas negras, estoperoles, chalecos de cuero y barba desfilaron a las afueras del auditorio en una especie de ritual.
Después de que la banda regia Ágora calentó los ánimos, a las 22:31 se apagaron las luces y el poder de las guitarras inundó el recinto.
La voz rasposa de Halford impactó desde el primer momento con "Dragonout" y "Metal gods".
"¡Hola, Monterrey!, el sacerdote está de vuelta. ¿Estan listos?, ¿está todo mundo listo?", saludó el vocalista.
Sus compañeros Ritchie Faulkner, Scott Travis, Glen Tipton e Ian Hill tuvieron un papel más discreto aunque igualmente protagónico.
El show siguió con "Devils child" en la que el cantante se despojó de su chaqueta de piel y presumió su portentosa garganta alcanzando notas increíbles.
La producción fue sencilla, el escenario apenas con pantallas, una gigante al fondo y tres más incrustadas en una estructura sobre la que estaba el baterista.
Los puños al aire de los 4 mil espectadores (de un aforo esperado de 4 mil 300) siguieron el ritmo de "Víctim of changes" en la que las guitarras sonaron de forma espectacular.
Durante “Halls of Valhalla" falló el sonido y de inmediato el público protestó airadamente, pero el desperfecto fue solucionado de inmediato.
"Tenemos mucha y muy buena música que tocaremos esta noche. Y para que desaten sus demonios esto es 'Love bites", expresó Halford mientras las pantallas mostraban escenas de la película "Nosferatu", de F. W. Murnau.
El grito de "¡Judas... Judas!" acompañó la interpretación de "March of the damned" y la gente enloqueció cuando Halford anticipó: "Es tiempo de zombies".
La agilidad de "Turbolover" fue el preámbulo perfecto a "Redeemer of souls", track que da nombre a la gira.
"Gracias por apoyar el heavy metal ", expresó el vocalista.
Pero no todo es estridencia con Judas Priest, también saben darle un respiro a su público como con "Beyond the realms" a la que Halford llamó una "hermosa, hermosa balada".
"Ese es el espíritu de la comunidad del heavy metal", dijo el artista al ver el entusiasmo de la audiencia. "Mantenganlo así".
Con el concierto más allá de la mitad llegaron "Jawbreaker" y la esperadísima y aclamada "Breaking the law", que fue recibida con entusiasmo.
"Hell bent for letter" parecía la última de la noche, pero para regocijo de los espectadores fue una falsa alarma.
Todavía quedaban "Hellion / "Electric eye". En este momento apareció una espectacular motocicleta sobre el escenario, provocando gritos de emoción.
"You've got another thing coming" y "Painkiller" fueron seleccionadas para cerrar la noche, una noche redonda u perfecta para los amantes del heavy metal.
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