sábado, 19 de septiembre de 2015

¡Poderosos Caifanes!





A pesar de que tienen más de 20 años sin disco, la banda demostró su fuerza al llenar el Auditorio Banamex y dar un concierto de más de dos horas lleno de fuerza y grandes canciones 


Miguel Ángel Arritola y Martín Fuentes
Fotos: Cortesía OCESA /Auditorio Banamex

Hace 21 años "El nervio del volcán" convirtió a Caifanes en la banda mexicana de rock más importante... dos décadas después sigue la erupción.

Y es que anoche, ante un Auditorio Banamex a reventar, Saúl Hernández, Alfonso André, Diego Herrera, Sabo Romo y el guitarrista Rodrigo Beils tuvieron una de las experiencias más emotivas de su carrera al enfrentar a 7 mil fanáticos que, de principio a fin del show, demostraron que su fidelidad sigue intacta y el amor por la banda crece cada día más.

A pesar de que Caifanes tiene más de 20 años de no sacar un álbum, su discografía, contenida en sólo cuatro discos, es lo suficientemente basta para montar un concierto de más de dos horas en el que sólo se escucharon éxitos.

Una guitarra en total desenfreno, Saúl Hernández a plenitud,  Sabo parado frente al público, incitando a una ovación para calmar esa espera angustiante de poco más de 30 minutos, fueron suficientes para acallar las rechiflas que se escuchaban en algunos sectores del Auditorio.

La sutil "Debajo de tu piel" fue la primera canción de la noche, suficiente para poner en ambiente a los 7 mil asistentes que desde ese momento comenzaron a cantar y no se detuvieron sino hasta después de la medianoche.

"Para que no digas que no pienso en ti" fue el primer pretexto para que la gente comenzara a brincar.

Los recuerdos estaban ahí, todo era cuestión de despertarlos y qué mejor que con piezas que han curtido la piel de miles de personas que con sus alaridos expresaban su devoción a Caifanes, a Saúl, a Sabo, a esa música, y los amaban sin "Miedo".

Los gritos de placer ante este festín musical no cesaban y menos cuando el Auditorio Banamex se cimbraba con el ritmo de "La vida no es eterna".

Hay un cariño total hacia la banda, sobre todo cuando Saúl recordó sus principios musicales en tierras regias y se remontó a aquellos años en que los que el idilio entre músicos y regios era aún tiernamente delicado, no existía esa pasión amorosa como la que ahora viven en pleno. 

"Es un gusto estar aquí, raza, bienvenidos. Estar aquí es un milagro, un sueño que jamás se va a olvidar... la primera vez que vinimos le abrimos a Miguel Mateos en la Plaza de Toros y desde ahí supe que tendríamos un gran romance", recordó  Saúl.

En "Cuéntame tu vida" la banda se apoyó en imágenes de sus inicios, las cuales eran proyectadas en tres pantallas.

Sobra decir que las imágenes despertaron los recuerdos del público conformado por contemporáneos de los artistas, pero también por público más joven y hasta infantil.

La poderosa batería de Alfonso André anunció "Viento" y "Piedra" que rompieron toda clase de sobriedad que pudiese haber entre el público que no dejó de corear "Detrás de ti".

Saúl se veía extasiado. No daba crédito al ver el Auditorio Banamex a reventar.

"Presumir es una mamada, pero esta noche sí vamos a presumir. Ustedes lograron un lleno total. ¡Muchas gracias!".

Recordó que hace años grabaron "Aquí no pasa nada", una canción que se presta perfectamente para ilustrar la situación que se vive hoy en México.

"Esta canción se grabó en el primer o segundo disco, no me acuerdo... háganle caso a la frase que dice: Las drogas destruyen", indicó en broma. "Se escribió por todo lo que seguimos viviendo sexenio tras sexenio, mierda tras mierda. ¡Hijos de la chin...! Lo cierto es que el pueblo está cada vez más olvidado por el Estado".

La pasión del público, desbordada a su máxima expresión, recibió "Mátenme porque me muero", tema que elevó a Saúl al cielo al alcanzar una deliciosa y nostálgica interpretación.

El cantante no podía pasar por alto el cambio social que el pueblo de Nuevo León provocó con la elección del Gobernador independiente y aunque no dijo nombres, sí exaltó situaciones: "Nuevo León es el ejemplo de que el cambio lo hace la raza, no las instituciones". Luego, ofreció "Ayer me dijo un ave".

La voz del cantante erizó la piel del público que con "Antes de que nos olviden". Todos con celular encendido iluminaron al artista para terminar con un "amén" a tan emotiva interpretación.

"Los dioses ocultos", "Miércoles de ceniza", "Aviéntame", "De noche todos los gatos son pardos" y "Amanece" no podían quedar fuera del repertorio. Mucho menos "Perdí mi ojo de venado".

Mientras que "Nubes" recibió una de las ovaciones más ensordecedoras de la noche.

Fue una noche para festejar el quinto aniversario del Auditorio Banamex y Sabo Romo lo recordó al pedir un aplauso para este recinto.

 "Vamos juntos... aunque sea a la chingada... pero juntos", expresó el bajista antes de "Nos vamos juntos" que aparentemente era la última de la noche.

Pero aún faltaban otros grandes hits y tras un breve receso, los músicos retomaron el escenario para calmar tempestades y apaciguar esos lamentos con "Quisiera ser alcohol".

Algunos con cerveza en mano, otros abrazando a sus "quereres" y pocos solos arroparon en su corazón "Amárrate una escoba y vuela lejos".

El clásico de clásicos tenía que llegar y en punto de las 23:48 horas el Auditorio Banamex volvió a cimbrarse con el sonido de todas esas gargantas que no dejaron que el diablo se las comiera...

Todos, de pie, con los recuerdos a flor de piel cantaron "No dejes que".

La noche llegaba a su fin, todos lo sabían, porque se escucharon los primeros acordes de "La célula que explota".

Y al final no hubo quien no gritara, bailara y se dejara embrujar por "La negra Tomasa".

El reloj marcaba las 00:27 horas cuando John Lennon "llegó" al escenario y con su "Imagine" como música de fondo. Caifanes decía adiós, dejando atrás a miles de corazones rotos y sedientos de seguir palpitando al ritmo de su canto y de ese ayer glorioso que esta noche volvió como si fuera 1994... el año de Caifanes...


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