domingo, 10 de agosto de 2014

La noche de La Guzmán en Monterrey




Apasionada, fuerte y feliz como nunca, ´La diva del rock´ congregó a 6 mil 800 fans en una noche súper heavy en el Auditorio Banamex


Miguel Angel Arritola
Fotos: Cortesía OCESA /Auditorio Banamex

No había necesidad de estar en “Primera fila” para apreciar las 19 cicatrices que marcan su cuerpo, y esa cadera de titanio que posee Alejandra Guzmán, no impidió que “La diva del rock” fuera como siempre: Un torbellino de emoción y talento, sin embargo, aunque la hija de Silvia y Enrique derrochó energía fue su voz la que hizo vibrar de emoción a 6 mil 800 personas la noche del sábado en el Auditorio Banamex.

Ella llegó escasos 17 minutos tarde al escenario, pero eso al público poco le importó porque desde su arribo, Alejandra cumplió lo que le prometió a la “Revista Flash!”:  ¡Una noche inolvidable!

Y vaya que lo cumplió con creces, su espectáculo siempre fue de más a más, hasta llegar al delirio musical con “Hacer el amor con otro” que sirvió para que la artista derramara lágrimas de felicidad.

La velada arrancó a las 21:17 horas con un “opening” de extractos de su vida, a través de un video. Pero realmente no había necesidad de ellos, sus fans la conocen de “pé a pá” y así, la aman a rabiar.

“Como ladrones” fue la primera pieza que puso Ale a sus fans tan sólo para abrir el menú musical que tenía preparado especialmente para esa noche.

De apariencia seductora, presumiendo esas dos hermosas piernas, legado de su madre, Silvia Pinal, Alejandra portó un body en tono claro que complementó con un saco del cual se despojó al cabo de unos minutos.

Los ánimos se caldearon al 100 con “Míralo, mírala” con la que dejó en claro que en el terreno musical aún hay Ale para mucho rato.

Siempre sensual, con una actitud de reina y una manera de interpretar que en momentos erizaba la piel, logró una comunión tan perfecta con sus seguidores que llegó un momento en el que ella calló para escuchar de manera complaciente las voces de las miles de personas que la veneraron hasta el último minuto de su show.

“¿Llenamos, verdad”?, preguntó con evdiente dicha al ver el Auditorio Banamex a su capacidad.

“Díme de verdad” y “Ven” atrajeron sonoras ovaciones, pero el silencio se hizo presente cuando las primeras notas de “Volverte a amar” se esparcieron por el recinto; aquí, sólo su voz se escuchaba y en los puentes musicales, era imposible que el público contuviera su admiración a tan justa y emotiva interpretación.

Demostró garbo, clase y actitud al bailar de manera sinuosa y con una alta dosis de sexualidad “Toda la mitad” y “Un grito en la noche”, en esta última, hubo destellos brillantes en sus cuerdas vocales, adjudicándose otra gran ovación.

En “Ángeles caídos” la maravillosa tecnología que emulò unas enormes alas detrás de la cantante, convirtieron este número musical en lo mejor de la noche, aunque “Loca” y “La ciudad ardió” tuvieron a su favor el dulce encanto de la artista al recorrer el escenario contoneándodse de una manera exquista y por demás femenina.

“Quítatelo” fue atendida con efusividad, no así “Mala hierba”, porque ésta pieza logró que el público se pusiera de pie para bailar y cantar con La Guzmán, en mutua complicidad.

Se quejó de que el amor no ha llegado a su vida, pero dijo tomárselo a la ligera porque aseveró “Yo no soy de nadie”.

Uno de los momentos más importantes de la noche fue cuando hizo llegar al escenario a Río Roma para con ellos cantar “Día de suerte”, la que sería la canción más coreada del show.

La hora de llorarle a aquellos amores que se han ido llegó con “Mi peor error” y “Desde que te fuiste”.

Se retiró por unos minutos del escenario para volver con más ímpetu, tocando la batería e incitando a bailar “La plaga”, en honor a su padre, Enrique Guzmán.

Hiló caprichosamente “Güera”, que literalmente enloqueció de felicidad a sus fans.

“Lipstick” fue un pretexto para bailar, en tanto su delicado, pero apasionado interpretar a “Te esperaba” proyectó a una Alejandra totalmente aplicada como cantante.

La noche llegaba a su fin y público y artista lo sabían, por ello, los ánimos estaban cada vez más a flor de piel, especialmente cuando “Eternamente bella” y “Reina de corazones” hicieron presa de la gente que ya sin pudor soltó sus pasiones y junto con La Guzmán le dijeron adiós a las inhibiciones y cantaron y bailaron hasta casi desfallecer.

Ella, una vez más se retiró, las luces se apagaron, pero quienes asistieron a su “Primer Fila” encedieron sus celulares, iluminaron su camino hasta el escenario y ella no se hizo del rogar y obsequió lo que quizás no había hecho en Monterrey en sus últimas dos presentaciones: Su cuerpo, su alma y corazón en una interpretación de “Hacer el amor con otro” que dejó sin aliento a quienes fueron testigos de tan maravillosa noche… la noche de La Guzmán.


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