miércoles, 26 de marzo de 2014

“Hoy no me puedo levantar”: Funciona por la nostalgia




Lo mejor de la puesta en escena son las canciones de Mecano, fuera de eso el montaje tiene serias fallas en adaptación y las actuaciones

Martín Fuentes y Miguel Ángel Arritola
Fotos: Cortesía OCESA /Auditorio Banamex

El sueño de dos amigos de dejar su pueblo, emigrar a la gran ciudad  y alcanzar la fama y la fortuna gracias a la música es el pretexto perfecto para que “Hoy no me puedo levantar” rememore una época dorada en la historia española: la “Movida madrileña” de la que surgieron artistas y grupos como Alaska, Los Pegamoides y un poco más adelante Mecano.

Y es precisamente este trío conformado por los hermanos Cano: José María y Nacho y la vocalista Ana Torroja, el que indirectamente protagoniza el musical que llegó al Auditorio Banamex de Monterrey en dos funciones, la tarde y noche del 25 de marzo.

El recuerdo y la nostalgia motivaron a que 4 mil 400 regios (cifra de ambas funciones) acudieran a revivir una década en la que se permitía de todo y por ello en la historia se hace referencia a temas como las drogas, la homosexualidad y el sida, que todavía a principios de los 90s (cuando termina la historia) era sinónimo de muerte.

Aunque el montaje de “Hoy no me puedo levantar” está hecho con toda la mano y recurre a la tecnología para conseguir algunos de sus momentos más brillantes son la adaptación y el elemento humano los que quedan a deber.

Es Madrid de principios de 1981, Mario y Colate (Alan Estrada y Roger González) tienen sueños de grandeza y esperan triunfar. Pero como casi siempre sucede, la gran ciudad es un monstruo que devora siempre al más débil y mientras Mario comienza a vivir su sueño, Colate se hunde en el mundo de las drogas.

Es en el bar El 33 donde transcurre la acción y ese es uno de los puntos sobresalientes de la producción dirigida por Federico Barrios porque la escenografía es tan funcional que transporta a una habitación en el pueblo de Mario y Colate, para luego convertirse en una sala de conciertos o simplemente en un lugar al que los jóvenes de la época acudían a divertirse.

Pero son más los descalabros que los aciertos, especialmente en la adaptación la cual supone que la acción se lleva a cabo en la España posterior a la caída del dictador Francisco Franco y los actores usan un lenguaje muy actual y coloquial.

Por ejemplo, es constante el uso de la palabra “güey” cuando en Europa ni siquiera era conocida durante el comienzo de los 80s.

Aunque evidentemente se hizo para tener una conexión más cercana con el público, bien pudieron evitarse tantas referencias a lo que ocurría en la Madre Patria en esos años porque era la duda persistente de algunos espectadores era: “¿Están en España o en México?”.

El nivel de las actuaciones tampoco es parejo, Alan Estrada y Melissa Barrera (María), quienes interpretan a la pareja central, no hacen química y mientras él sobreactúa constantemente ella es gris, a pesar de que tiene buena voz y baila bien.

Por el contrario, son los actores secundarios Regina Blandón (la locuaz y desenfadada Patricia) y Roger González muy superiores a sus compañeros.

María León (Ana), José Daniel Figueroa (Guillermo) y Rogelio Suálrez (Chakas) cumplen y nada más porque especialmente a los dos últimos les tocaron los personajes más estereotipados.

El público pasó por alto estos detalles y se enfocó a revivir la nostalgia con canciones como “Hoy no me puedo levantar”, “Quiero vivir en la ciudad", "Maquillaje", "Hawaii Bombay", "Quédate en Madrid", "Una rosa es una rosa", "Me colé en una fiesta”.

Además de “Mujer contra mujer”, "Cruz de navajas", "Hijo de la luna", "Me cuesta tanto olvidarte", "La fuerza del destino" y "Vivimos siempre juntos" que aunque no pertenece a la discografía de Mecano, sí es de la etapa de solista de Nacho Cano.

Después de más de tres horas, casi a las 01:00, el público que se la pasó cantando y suspirando, premió con ovación de pie el trabajo de los actores.

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