sábado, 9 de mayo de 2015

Pasiones desatadas con Raphael


El divo se entrega y arrebata al público que ovacionó su canto en el Auditorio Banamex


Miguel Ángel Arritola
Foto: Cortesía OCESA /Auditorio Banamex

Cuando Raphael llega al escenario con esa arrogancia en su andar y con esa enardecida forma de cantar, definitivamente no hay más que ponerse de pie y recibirlo como lo que es: “El Divo de Linares”.

Sus gestos dramáticos, ese manejo que tiene de sus manos que marcan cada pauta entre canción y canción, son un sello tan propio que pareciera que fue ayer cuando estuvo en ese espacio que le ha brindado en repetidas ocasiones el Auditorio Banamex.

La noche del viernes Raphael cumplió su cita con los regios y sin preámbulo alguno abrió el show con "Si ha de ser así" y "Enamorado de la vida" a las 21:15 horas.

Su rostro, con tintes de una juventud que se niega a huir se tornó sonriente cuando soltó "Mi gran noche", de sus más representativos clásicos ante 2 mil 850 espectadores, de los 3 mil para los cuales se había adaptado el foro.

Para crear esa magia musical, sólo bastaron un par de músicos, un juego de luces que a capricho iluminaban la figura de la estrella de la noche, quien no se esforzó en lo absoluto para que sus admiradores sucumbieran a su propuesta musical.

El set list estaba muy bien balanceado ya que Raphael cantó "Se fue" y "Despertar al amor" e invocó el pasado cuando su voz imperaba en la radio con "Digan lo que digan".

El público fue mesurado con las muestras de cariño para el artista, y es que Raphael también dosificó aquellas canciones con las que él sabe perfectamente que doblega a sus fans, mientras entregaba "La canción del trabajo", "Será mejor" y "Te estoy queriendo tanto".

Una muy acertada versión de "Gracias a la vida" ofreció el cantante y el público le agradeció su entrega total.

La melancolía que le imprimió a "¿Qué tal te va sin mí?" obtuvo como premio una acalorada entrega de sus fieles fans.

En una de las ocasiones en que se dirigió a su público Raphael dijo que es afortunado de tener un repertorio impresionante "que ustedes han hecho grande, como esta canción", expresó al momento que con su mano derecha indicaba a su orquesta que soltara las primeras notas de "Hablemos del amor", de las interpretaciones mejor logradas de la noche.

Con los recuerdos a flor de piel siguió por el sendero de esos temas que el público le exigía, por ello cuando interpretó "Estuve enamorado" los piropos fluyeron hacia su persona.

El dramatismo de los teclados, la postura arrogante de Raphael, quien ya con la camisa fuera de control y su peinado rebelde evocó "Cuando tú no estás", esa joya musical que enmarcó su entrada al cine como actor y cantante.

Ya no había vuelta de hoja, las pasiones estaban desatas y la llegada de "Desde aquel día" logró que el público, en primera instancia le hiciera segunda voz, pero ante la entrega sin medida del artista, mejor optó por dejarlo hacer lo suyo: cantar

"Amor mío" creó ese ambiente de romanticismo ya que el público bebió literalmente y en silencio cada frase de esta canción.

Los asistentes también susurraban "Qué nadie sepa mi sufrir", mientras Raphael dejaba el alma misma con su versión a este tema.

Abrió viejas heridas de amor cuando entregó una excelente interpretación a "Detenedla ya" para después caer en la súplica de "No puedo arrancarte de mí".

Enalteció su canto con "Maravilloso corazón" y agradeció la entrega del público a su interpretar.

"Fuimos dos", "Nostalgias" y "Si no estuvieras tú" complementaron ese espacio romántico que el públicó abrazó con sumo cariño.

El dramatismo corría por las venas del español, por ello cuando el piano anunció "En carne viva" el público lanzó un alarido de placer y Raphael se puso la piel de aquél que le pide a su amigo el alejarlo de esos lugares que le invitan al pasado y que "En carne viva" todo en él es triste...

Armó un verdadero "Escándalo" y puso a propios y extraños a bailar, pero como lo suyo es la nostalgia, el drama y los amores tortuosos cayó en la atormentada súplica de "Ámame".

A las 23: 35 horas alzó los brazos en señal de victoria y de despedida. El público de pie veneraba a su artista quien en un gesto de humildad, se dejó querer.

Con la luz castigadora de los reflectores que caían sobre ese rostro que a capricho, según la canción, pasaba de la alegría hasta el más palpable dolor, sin olvidar esa forma retadora que suele mostrar cuando escucha un murmullo, se ríe y solamente se pregunta "Qué sabe nadie", cuya magistral interpretación hizo que su voz se doblegara en un sutil llanto que pocos advirteron.

Rió a manera de llanto cuando sin micrófono, a capella, fustigó al público y en franco y abierto llanto volvió a preguntar: "Qué sabe nadie... qué le importa a la gente si a mí mismo no me importa".

La gente de pie le ovacionó su arrogante postura y su excelente canto.

Empapado de sudor, evidentemente alterado por tan semejantes muestras de carño, Raphael se llevó las manos al rostro y dejó que su orquesta siguiera con "Frente al espejo" con esos niveles de pasión y entrega tan propios de Raphael.

Con la piel menos tersa, quizás, con algunos años de más a cuestas y con un andar levemente torpe, pero sin dejar esa elegancia que lleva tatuada en toda su percha de hombre maduro elegante, Raphael hizo añicos un gran espejo que colocó en pleno escenario para finalizar de manera atrevida "Frente al espejo", sus fans en entrega total suplicaban más de ese poderío interpretativo.

Esta vez en comparación a otras, Raphael amó con la fuerza de los mares y la furia de los huracanes a ese público que lloró de emoción ante una majestuosa interpretación de "Como yo te amo".

A las 23: 57 las luces del Auditorio Banamex se encendieron dejando en claro que cualquier esperanza de que Raphael regresara a cumplir con su set list de 38 canciones no iba a suceder.

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